miércoles, 6 de abril de 2011


Fue cantando y delirando con el eco de su propia voz...
pera la acústica de la sala ya no era buena...y se apagó

Zambullida y salpicón de un manojo de palabras.

Manteniendo el vaivén de la corriente,
una enjuagada quizá baste para lucir reluciente,
y formar una nueva estrofa:

Que resuene contagiosa y forme el estribillo
del canto de una musa de algún perdido cuento...
perdido pero no muerto...Secreto pero no callado...
Un cuento que recite el día, en que Dafne revivió